LA JUSTIFICACIÓN EN LA BIBLIA | Respuesta Bíblica

El concepto de justificación siempre ha sido una piedra angular en la teología cristiana, un principio que articula la intersección de la divinidad y la humanidad en el contexto del pecado y la gracia. En el corazón de este principio, se encuentra la creencia de que los seres humanos, a pesar de su naturaleza pecadora, pueden ser declarados justos ante Dios gracias a la intercesión sacrificial de Cristo. Sin embargo, este tema no está exento de debates y controversias, especialmente en lo que respecta a las relaciones entre fe, obras y justificación. Este ensayo tiene como objetivo explorar la doctrina de la justificación desde varias perspectivas cristianas, fundamentando cada argumento con autores cristianos y escrituras relevantes.

Justificación y su significado bíblico

La justificación, entendida en su vertiente bíblica, plantea un escenario fascinante de estudio y reflexión. Aparece inmersa en el entramado del vocabulario religioso como un eslabón irrompible entre lo divino y lo humano, entre la justicia y la misericordia. El verbo griego dikaioō, comúnmente traducido como «justificar», ocupa un lugar central en la comprensión bíblica de la justificación.

Primero, es importante comprender que el término dikaioō tiene un sentido judicial fuerte, que se traduce comúnmente como «mostrar justicia, hacer justicia» (BDAG, 249). Pero también puede usarse en un sentido legalista, declarando algo como «absolver, reivindicar» o «reconocer/declarar como derecho«. Estos distintos usos revelan una diversidad de interpretaciones que le aportan profundidad a la noción de justificación.

En el Antiguo Testamento, dikaioō se usa a menudo para traducir el término hebreo צדק (tsdq), en un sentido legal. Por ejemplo, en Génesis 38:26, Judá declara a Tamar «más justa» que él, y en Deuteronomio 25:1, se instruye a los jueces a «juzgar y justificar al justo y condenar al impío«. Este uso legalista se conserva en los escritos judíos posteriores y se extiende al Nuevo Testamento (Rom. 2:13; 3:20, 24, 28, 4:2; 5:1, etc.), presentando la justificación como una declaración divina de rectitud.

A pesar de esta prevalencia del uso legalista, la justificación también se presenta en la Biblia como una acción de «hacer justicia», tal como se encuentra en Salmo 82:3, donde se insta a «hacer justicia al huérfano y al pobre» e Isaías 1:17, que llama a «defender al huérfano y hacer justicia a la viuda«. Este entendimiento de la justificación evoca un compromiso activo con la equidad y la justicia, y puede verse en Lucas 18:3, 5 en la frase «hacer justicia«.

En última instancia, el significado bíblico de la justificación se centra en la declaración divina de la rectitud de una persona y su vindicación. En Romanos 4:25 y 5:18, se usa el sustantivo dikaiōsis para referirse al estado de una persona declarada justa. Este acto de justificación no se basa en los méritos humanos, sino en la gracia divina que perdona y declara justos a los creyentes. Por tanto, en el contexto bíblico, la justificación se convierte en el instrumento por medio del cual Dios mantiene su justicia mientras perdona y restaura a los pecadores.

La justificación según la perspectiva paulina

Las cartas paulinas en el Nuevo Testamento constituyen una valiosa fuente de entendimiento del concepto de justificación en la fe cristiana. Este tema, objeto de discusión y reflexión entre los primeros cristianos, es abordado de manera magistral por Pablo. Las características discernibles en su enseñanza forman un marco crucial para entender la justificación en la teología cristiana.

  • Primero, Pablo presenta la justificación como un fenómeno escatológico, es decir, relacionado con el fin de los tiempos. Según varias fuentes judías, Dios presidiría un juicio final en el que los justos serían reivindicados y los impíos condenados (Wright, 1996). Sin embargo, Pablo sostiene que aquellos con fe en Jesús ya han recibido un veredicto de absolución y han sido declarados justos antes del juicio final (Rom. 5:1, 18; 8:1, 30). Esto sugiere una anticipación de la justicia escatológica, es decir, los creyentes ya están en buenos términos con Dios y son justos ante él.
  • Segundo, la justificación es legal. Es una declaración divina de la rectitud de un creyente ante Dios, independientemente de su estado moral (Rom. 4:5). No es una ficción legal, sino un acto real de Dios para satisfacer su justicia (Rom. 3:25-26). Esta concepción legal de la justificación, en contraste con la condenación, reafirma la noción de la gracia de Dios y su capacidad para restablecer una relación correcta con los creyentes (Sanders, 1983).
  • La tercera característica es que la justificación es un pacto. Pablo argumenta que los gentiles, aunque no estén físicamente circuncidados, son considerados como miembros del pacto a través de su fe en Cristo (Rom. 2:25-29; Gal. 3:13-14). Esto sugiere que la justificación va más allá de la salvación individual y tiene implicaciones para la inclusión y la identidad en la comunidad de fe (Dunn, 2006).
  • Por último, Pablo defiende que la justificación es transformadora. La justificación y la santificación, aunque conceptos diferentes, están lógicamente interconectados en la enseñanza paulina (Rom. 6:1-23). La justificación no se basa en la santificación, pero la vida justificada conduce a la santificación. La transformación que sigue a la justificación es una obra del Espíritu Santo que conforma al creyente a la imagen de Cristo (Rom. 8:4; 1 Cor. 6:11).

Así, la justificación paulina se puede definir como el acto por el cual Dios crea un nuevo pueblo, con un nuevo estatus, en un nuevo pacto, como anticipo de la nueva época. Este entendimiento de la justificación trasciende las divisiones étnicas y religiosas, subrayando la fe y la gracia como los fundamentos de la relación con Dios y la identidad cristiana.

La Justificación como doctrina de la iglesia cristiana

  1. Concepto de la Justificación: En el corazón de la fe cristiana está la doctrina de la justificación, un acto por el cual Dios declara justo al pecador que cree (1 Co. 1:30). Este es un acto soberano y gratuito de Dios, no obtenido por mérito humano, sino únicamente por la gracia de Dios a través de la fe en Jesucristo (Ro. 3:24; Ef. 2:8–10).
  2. Justificación y la gracia de Dios: La justificación es un regalo inmerecido. Dios no ignora la transgresión a su santa Ley, sino que en Jesucristo, quien llevó todos los pecados de la humanidad en la cruz, satisfizo plenamente las demandas de su santidad. (Ro. 3:25–26; 4:5).
  3. Justificación por fe, no por Obras: La justificación no se logra a través de las obras, sino a través de la fe en Jesucristo (Ro. 3:26–30; 4:5; 5:1; 11:6; Gá. 2:16; Ef. 2:8–10). No son las acciones de los hombres las que les otorgan justificación, sino su fe en la redención por Cristo.
  4. Justificación y la reivindicación de Dios: Jacob sirvió a Labán durante veinte años, a pesar de las injusticias que experimentó (Gn. 31:42). Sin embargo, Dios vio su justicia y le recompensó. Esto demuestra que la justificación proviene únicamente de Dios.
  5. Fe viva y obras: La fe viva produce obras. No se trata de una fe pasiva o inactiva, sino de una fe que se manifiesta en acciones que glorifican a Dios (Ro. 16:1; Gá. 5:16–25; Tit. 2:14; 3:1, 5, 8, 14). Esta es una manifestación y un fruto de la justificación, no una condición previa para obtenerla.
  6. Justificación versus santificación: La justificación no debe confundirse con la santificación. Mientras que la justificación se da en el momento en que creemos y somos regenerados, la santificación es un proceso de crecimiento y madurez espiritual en Cristo (1 Jn. 1:6–2:2).
  7. La redención de Cristo y la justificación: La cruz de Cristo es el fundamento de la justificación. No son nuestras obras o sufrimientos los que nos redimen, sino la obra redentora de Cristo en la cruz. Nuestro papel es simplemente aceptar este regalo de gracia a través de la fe.
  8. La justificación en la historia de la iglesia: En la Edad Media, la justificación por fe fue oscurecida por una excesiva atención a las obras. Hubo una enorme necesidad de volver a las enseñanzas paulinas, y revivir esta doctrina vital, recordando a los creyentes la seguridad de la salvación y la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
  9. Justificación y la seguridad de salvación: La justificación proporciona a los creyentes la certeza de la salvación. A través de ella, los cristianos tienen la confianza de que, a pesar de sus fallas y pecados, son vistos como justos ante Dios debido a la obra de Cristo (Ro. 8:1). Teniendo en cuenta de que el verdadero hijo de Dios no vivirá nunca en la práctica deliberada del pecado (1Jn.3:8-10).
  10. La aplicación: La justificación es un principio fundamental en la doctrina cristiana, destacando el amor y la gracia de Dios, quien ofrece la redención a través de Jesucristo. Es a través de la fe, y no por obras, que somos declarados justos ante Dios.

ALGUNOS PASAJES CLAVES:

Romanos 3:20–31

ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;

Romanos 5:1–10

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que…

Romanos 8:30–34

Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos…

Gálatas 2:15–17

Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por…

Tito 3:4–7

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros…

Sentidos bíblicos:

  • Justicia — sustantivo. adherencia a aquello que es obligatorio de acuerdo a cierta norma; por ejemplo, una norma moral, aunque no siempre.
  • Persona justa — sustantivo. una persona caracterizada por acciones justas y morales.
  • Justo — adjetivo. caracterizado por o procedente de estándares aceptados de moralidad o justicia.
  • Rectitud — sustantivo. la cualidad de conformarse a una norma moral.
  • Justicia (estado) — sustantivo. un estado de rectitud legal que satisface los requisitos morales del carácter de Dios.
  • Correcto (moralmente) — adjetivo. en conformidad con la ley, justicia o moralidad.
  • Ser correcto — verbo. estar en conformidad con la justicia, la práctica, la ley o la moralidad.
  • Acto justo — sustantivo. una acción que encarna una adhesión a los principios y la voluntad de Dios.
  • Inocente — adjetivo. libre de mal o culpa.
  • Persona inocente — sustantivo. una persona que no es responsable a consecuencias legales.
  • Justicia (estándar) — sustantivo. un estándar para determinar aquello que está en conformidad con la ley, justicia o moralidad tal como han sido dadas por Dios.
  • Justo — adjetivo. ser legal o éticamente correcto, adecuado o apropiado; especialmente como libre de favoritismo, egoísmo, prejuicio o engaño.
  • Ser justo — verbo. ser legal o éticamente justo, apropiado o adecuado.
  • Inocencia — sustantivo. un estado o condición de ser inocente de un delito o un crimen específico.
  • No acusable — adjetivo. no sujeto a, merecedor, o digno de un cargo de delito.
  • Irreprochable — adjetivo. que no merece o es digno de reproche o crítica.
  • No responsable — adjetivo. que no está sujeto a acciones legales.
  • Acto de justicia — sustantivo. una obra considerada justa por su conformidad con la ley.
  • Con integridad — adverbio. con solidez moral y rectitud.
  • justificación (legal) — sustantivo. una decisión judicial (en un caso penal) afirmando que una persona acusada está en plena conformidad con los requisitos de la ley.
  • Justificación — sustantivo. una declaración en explicación de alguna acción o creencia.

CONCLUSIÓN:

La doctrina de la justificación, por su naturaleza, abarca no sólo cuestiones teológicas, sino también éticas y prácticas. Como hemos explorado, la fe y las obras no se excluyen mutuamente en la vida cristiana, sino que son complementarias en la medida en que la fe genuina se manifiesta en las obras. A pesar de las diferencias en la interpretación y aplicación de la doctrina de la justificación en las diferentes tradiciones cristianas, existe un hilo común de dependencia en la gracia de Dios y el sacrificio de Cristo. En última instancia, la justificación es un regalo inmerecido y una afirmación del amor incondicional y la misericordia de Dios hacia la humanidad. En la reflexión y aplicación de esta doctrina, los cristianos están llamados a vivir vidas que reflejen la gracia que han recibido, abrazando tanto la fe como las obras en su peregrinación espiritual.

Bibliografía

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Muchas bendiciones.
Pastor Jonatán

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  1. Dios le bendiga amado hno pastor, doy gracias a Dios por usted de haberle dado el talento y capacidad para escribir estos estudios Bíblicos, en los cuales hay edificación, consolación y exhortación para nuestras vidas. Gracias por dejar que El Espíritu Santo le dirija. 🙏🏾🙏🏾🙏🏾❤️🎁

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