UN MISMO PROPÓSITO | 1 Tesalonicenses 1:1a

SERIE: DINÁMICA DE LA FE EN MEDIO DE LAS AFLICCIONES

La iglesia de los Tesalonicenses: En esta serie, tomaremos a esta iglesia como modelo y referencia por 4 motivos especiales:

  1. Era una iglesia sufriente y perseguida.
  2. Fueron verdadero ejemplo de fe y fortaleza en las aflicciones.
  3. Recibieron la dirección y el poder de Dios para todas sus dificultades.
  4. Aprendieron a adquirir fuerzas en la gloriosa esperanza de la venida de Cristo.

Aprendemos mucho de una iglesia como ésta. Así que, será nuestra referencia especial en esta serie, mientras vamos develando las verdades o principios que les facultaron e impulsaron a vivir con denuedo, esperanzados, sufriendo pero siempre adelante. ¿Qué les motivaba? ¿Cómo podían servir tanto con tan poco? ¿De qué manera obtenían su fortaleza?

EL EQUIPO

Consideremos la manera en la que Pablo inicia esta epístola: “Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses” (1:1). Podríamos detenernos por mucho, a meditar en todo lo que implica la referencia a estos tres siervos que habían colaborado a la fundación de esta iglesia, y que ahora se reunían para comunicar su alegría y sus preocupaciones a aquella congregación:

Pablo, el apóstol, de unos cincuenta años de edad, líder indiscutible del equipo; Silvano, es Silas el anciano de Jerusalén, quizás de unos cuarenta años, compañero y colaborador de Pablo desde el principio de su viaje (fue el reemplazo de Bernabé); y Timoteo, un joven de algo más de veinte años, que se había agregado al equipo como ayudante desde la estancia y aventura que experimentaron en Listra.

Sin embargo, por ahora, pondremos énfasis en el hecho de que, cuando iniciaron como cuando se estaban desarrollando, los creyentes necesitaban trabajar en equipo. Tanto líderes como discípulos, se necesitaban los unos a los otros. Y esto que fue una gran verdad para Pablo y sus compañeros, como para la iglesia en Tesalónica, sigue siendo una verdad fundamental para los creyentes de hoy.

La unidad es la clave para la victoria, esta es una verdad que solemos olvidar a menudo, debido a nuestro egocentrismo. Pablo nos había hablado de esto, bajo un clima de tensión y oposiciones, cuando escribía Filipenses: “Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios.” (Fil.1:27-28)

Esta unidad se vería notablemente reforzada, entre los fieles, si los líderes o miembros del equipo de servicio fueran los primeros en dar el ejemplo. Y aquí vemos la humildad de Pablo, que siempre le llevaba a reconocer a sus consiervos como iguales a él, tanto en honra como en estima (Rom.16:1-24; 2Cor.8:16-19,23).

Como podemos observar, los siervos de Dios mantienen un carácter humilde y sencillo. No ostentan ni pretenden poder, fama o lucro. Así que, no hay celos, envidias, o contiendas entre los verdaderos siervos de Dios. Todo lo contrario, tienen un apoyo solidario y lleno de amor (Filipenses 2:22). Esto es lo que los hace un gran equipo, más que las habilidades, destrezas o acreditaciones que pudieran tener o lograr. Este era el tipo de equipo que habrían tenido los Tesalonicenses por siervos, equipos que hacen tanta falta el día de hoy.

LA ASAMBLEA

La Palabra Iglesia viene del griego Ekklesía, esta palabra no tenía una connotación religiosa; más bien era muy común y se usaba sobre todo para designar a una agrupación de personas, convocadas con un propósito civil.

Ekklesía significa “asamblea”, de manera que es, gramaticalmente y experimentalmente, imposible conformar una iglesia con un sólo miembro. Y esto es preciso resaltarlo, ya que hoy muchos creen que no es necesario pertenecer ni asistir a una iglesia local, puesto que se consideran en sí mismos “la iglesia”. Esto por supuesto es un error, pero ha llevado a muchos a la frialdad, al desánimo, al abatimiento y hasta a vivir en la carne.

Lo peor, en esos casos, es que para tiempos de pruebas, alguien que no congrega estará débil, sin falta de preparación ni ayuda cercana para respaldarlo. No lo olvide: Usted puede ser un miembro de la iglesia, pero usted solo no es la iglesia.

Sin embargo, hay que entender que una asamblea no es una mera agrupación de gente. Las personas que se amontonan en las tiendas de un mercado pueden ser llamadas multitud, pero no son una asamblea. ¿Por qué? porque la palabra asamblea denota una reunión con un fin específico. Hay un mismo sentir en los convocados y eso les lleva a la unidad, tanto espiritual, afectiva y en el trabajo. Todos marchan hacia un mismo propósito.

Así que, la iglesia de Tesalónica era un grupo de personas pero reunidas con un propósito. Este propósito, según vemos, giraba en torno a la persona de Dios. Por lo tanto, si alguien anhela vivir para Dios y ser guiado por él, no puede al mismo tiempo desligarse de una iglesia local. Pero si estamos en una, debemos procurar la completa unidad entre sus miembros, definiendo bien los propósitos.

Un principio muy importante: La unidad es un principio elemental en la vida, lo vimos anteriormente con el ejemplo de los siervos. Donde sea que observemos, la unidad estará involucrada para el funcionamiento y el desarrollo de las cosas.

Así también, necesitamos de unidad en nuestros hogares, congregaciones, y, obedeciendo de manera más estricta al contexto de este mensaje, unidad entre los siervos de Dios. No estamos para competir, sino para aportar. Debemos procurar el crecimiento y el respaldo mutuo.

La obra de Dios se fortalecerá y cumplirá sus propósitos espirituales. Debemos recordar que nuestro principal objetivo es la gloria para nuestro Dios, aquí radica la verdadera fuerza y motivación de la unidad entre siervos y creyentes.

¿De qué manera podrías aplicar esta palabra hoy?

Puntuación: 5 de 5.

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