Sabemos muy bien que antes de presentarse como el Mesías victorioso y glorificado, Jesús se presentó al mundo como el cordero sufriente de Dios. Así que, él nos imparte ambas cosas: su victoria y sus padecimientos. Ambas cosas deben ser recibidas y valoradas por igual.
La Promesa del Espíritu | Hechos 1:4-5
La obra del Espíritu estaba relacionada primordialmente con el mensaje apostólico del evangelio que ellos habrían de llevar por todas partes. El fin no era hacer milagros por doquier ni sanar a todos los enfermos del mundo. Estas señales servían para confirmar el mensaje apostólico y el establecimiento de una nueva dispensación.