No puede haber verdadera esperanza en nosotros, que vaya más allá de las adversidades, y aun de la misma muerte, si nuestras convicciones no están fundadadas en la palabra de Dios.
No puede haber verdadera esperanza en nosotros, que vaya más allá de las adversidades, y aun de la misma muerte, si nuestras convicciones no están fundadadas en la palabra de Dios.