En el nuevo Testamento, la palabra “Edificación” aparece 12 veces, y casi todas tienen que ver con la edificación que los creyentes son llamados a impartir en los demás. Como veremos, la edificación no sólo compete a algunos sino que involucra a cada miembro de la iglesia del Señor.
Principio 1: “Se debe seguir todo lo que contribuya a la mutua edificación.“
La edificación es un tema que nos compete a todos. No es una responsabilidad de talla sólo para los líderes, maestros o pastores, de la iglesia. Sino que cada creyente debe sentirse responsable por la edificación de los demás.
Edificar es construir o dar crecimiento a un edificio.
Es por eso que Dios compara a la iglesia con un edificio, porque necesita permanente edificación.
Hay muchas maneras en que podemos edificar a los demás.
Edificamos con nuestras palabras, o con nuestras actitudes, nuestras acciones, servicio, testimonio, enseñanza, relaciones, y con nuestro mismo carácter, etc.
La actitud es lo que más cuenta.
En Romanos 14:19, la interpretación más correcta no es tanto que sigamos (como si siguiéramos algunas huellas o pistas), sino que persigamos (como si corrieramos desesperadamente detrás de alguien para atraparlo) todo lo que contribuye a la paz y a la “mutua edificación”. Con esto comprendemos dos cosas básicas:
- La paz y la edificación mutua son escurridizas, difíciles de atrapar. Debemos poner todo nuestro esfuerzo en conseguirlas.
- Hay cosas que no ayudan para la mutua edificación. Debemos ser lo suficientemente maduros y atentos para discernir y perseguir “todo” y “sólo” aquello que contribuya a la edificación de los demás, a la vez que vamos desechando aquello que no edifica.
Texto Clave: Ro.14:19
“Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.”
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